Te
han presentado tu madre, tu familia, tus amigos, pero falta que lo
hagas tú mismo. ¿Quién es Alfon?
Un
joven de un barrio humilde como es Vallecas, que se organiza con otros
jóvenes de su misma condición y su misma clase y lucha por un sistema
más justo y más igualitario, como tantos hay en este barrio y como
tantos hacen falta. Siempre he militado en diferentes organizaciones de
Vallecas, y me he organizado a nivel de barrio, que es la lucha en la
que yo siempre he creído, que es la que está en la calle.
¿Cómo
te encuentras ahora, después de casi dos meses en prisión preventiva?
Bueno,
ya ha pasado el periodo en el que sales, de adaptación a la vida
cotidiana y más tranquilo que ayer. La verdad es que ayer tuve un día
bastante estresante, pero hoy ya estoy alegre, con energía, con las
pilas puestas y con ganas de volver a retomar mi vida. Cuando salí, me
quedé impactado (sonríe), al ver a toda la gente que había venido a
apoyarme. Fue uno de los momentos más felices de mi vida.
¿Cómo
has vivido estos dos meses de reclusión?
Con
mucha incertidumbre, la verdad. El hecho de estar allí como estaba, en
preventiva, con la jueza diciendo que no decidiría sobre mi situación
hasta ver un informe policial. La policía no hacía nada por que llegase
ese informe a la jueza. Simplemente, un día se presentaron allí a
hablar con ella y contarle mil historias sobre quién era yo y qué hacía
y a manipularlo todo.
Entonces
han sido dos meses de incertidumbre, de no saber qué va a pasar
conmigo, ni cuánto tiempo iba a permanecer allí, ni si iba a quedar en
libertad. Y claro, al estar en fichero FIES se hace más complicada la
situación y más dura, si cabe. Pero lo positivo, con lo que me quedo de
esta situación es toda la solidaridad que he recibido de tanta gente,
de mi familia, de amigos. Me ha hecho sentirme muy orgulloso de la
gente que tenía ahí fuera.
Supongo
que te ha ayudado bastante a sobrellevar el FIES…
Sí,
claro, psicológicamente es un empujón el hecho de tener todo este apoyo
y toda esta solidaridad.
Tu
madre lamentaba el hecho de no poder comunicarse contigo todo lo que le
gustaría.
A
mí me metían, una vez a la semana, en una cabina cerrada con llave y
ahí grababan todo lo que hablaba con mis familiares. Venían a verme los
sábados mis padres, mi hermana y mi novia. A Daira [su novia] no la
dejaban entrar, no sabemos todavía por qué, pero bueno, la verdad es
que todo lo demás no era diferente al resto de reclusos.
Luego
he tenido problemas con la correspondencia, que a partir de la semana y
media, cuando me llevaron al FIES, no me llegó nada de correspondencia.
Y luego las llamadas tenía menos que el resto de la gente. Las recibía
desde las cabinas que hay en el módulo.
¿Cómo
era tu vida diaria en el FIES?
El
FIES te influye sobre todo en las comunicaciones con el exterior, en lo
cual te ponen muchas trabas. A parte de eso, mi vida allí era como la
de otros presos. Mucha lectura, mucho deporte, dar paseos, jugar a las
cartas, hablar, aburrirse… y pasar así los días, intentando matar el
tiempo con lo que podía. Pero sí había días en los que se hacía más
duro, que estaba con el ánimo más decaído.
Al
principio pensabas que sería algo pasajero…
Sí,
claro, me decía a mí mismo que esto sólo serían unos días, pero pronto
vi que no, que la cosa estaba muy complicada. La juez no decía nada,
sólo que estaba a la espera del informe policial. Es todo eso lo que
crea la incertidumbre, el estado de ansiedad que me provocaba el hecho
de no saber qué iba a pasar. Pero bueno, finalmente a la juez parece
haberse cansado de esperar a ese informe policial que no le era
enviado, que tendrían retenido o que directamente ni existiría y ha
decidido ponerme en libertad hasta el juicio.
¿La
juez no ha argumentado este cambio de criterio?
No,
no ha dicho nada. La situación es la misma que cuando entré en prisión.
No hay nada nuevo, nada diferente. Seguramente se ha cansado de esperar
al informe que la policía prometía.
En
cuanto a la solidaridad que había fuera, ¿a ti cómo te llegaba todo lo
que se estaba moviendo?
Por
las comunicaciones con mi madre y con los abogados que venían a verme
de la asociación Libre. Durante la última semana, sobre todo. Y mi
madre, los sábados me iban contando todo lo que se estaba haciendo a
nivel estatal, e incluso fuera, en otros países. Y la verdad es que eso
te da mucho ánimo y ayuda mucho ahí dentro.
Mi
caso ha sido un poco como un símbolo de lo que está pasando ahora mismo
en el país. Al ver el aumento del descontento social, con las medidas
tan injustas que está tomando un partido ultraliberal y
ultraconservador como es el Partido Popular, las autoridades aumentan
muchísimo su represión y la justifican de cualquier manera. La utilizan
para callar a todo aquel que se niega a aceptarlo.
¿Crees
entonces que la gente ha visto en ti un reflejo?
Sí,
yo creo que sí. Pero también estaría bien que supieran que ni soy el
primero ni el único preso político que hay en España. Esto viene de
largo. Muchos habían pensado que la lucha de clases ya no existía, que
todo esto ya había acabado y que vivíamos en una socialdemocracia, en
un Estado del Bienestar. Y eso no es así. Mientras no se socialice la
producción, mientras no se consiga la abolición de la propiedad privada
de terrenos y grandes empresas, seguirán existiendo este clasismo,
estas injusticias y esta explotación del hombre por el hombre.
Más
bien vamos en sentido contrario de lo que tú planteas…
Sí,
vamos a lo más salvaje, donde el ser humano no tiene ninguna
importancia, ya que lo importante es el dinero y lo económico.
Es
evidente que tanto tú como tu familia sois gente de izquierdas.
De
toda la vida. Mis padres han pertenecido a la izquierda, pero a la más
pegada a los barrios, a la organización asociativa. Yo siempre he
preferido la lucha en los barrios, donde se intenta crear el poder
popular que tanto ha caracterizado a Vallecas y que hace falta hoy más
que nunca.
Al
salir, dijiste que considerabas a tu madre una “heroína”. ¿Cómo ves la
lucha de ella, de Elena, para conseguir tu libertad?
Bueno,
yo ya la conocía, ya sabía de lo que era capaz (risas), pero cuando lo
ves es cuando te impacta, te deja sin palabras. Qué voy a decir, que
tengo mucha suerte de tener la familia que tengo, los amigos que tengo,
la compañera que tengo. Toda la gente que me rodea. Me siento
afortunado.
Haciendo
memoria, ¿cómo viviste el momento de tu detención?
Muy
surrealista, muy peliculero. La detención parecía casual, fortuita,
pero tras ver el trato, mi entrada en prisión y todo lo demás, me di
cuenta de que estaba motivada por razones políticas.
Yo
iba a buscar a mi tío en el coche con mi novia. Nos pararon de forma
rutinaria. Y entonces nos sacaron la bolsa con todo el material. En un
primer momento, yo lo vi y pensaba que eran unos botes de spray, y
ellos también. Luego empezaron a decirme que dónde iban con esto. Yo
les dije que eso no era mío.
Iba
mucha gente ese día en el barrio al piquete, y a los que identificaron
fue a mí y a Daira. No fueron capaces de dar con el verdadero portador
de aquello y fueron a por nosotros.
Se
habla de una persona desconocida que pasa y arroja la bolsa…
No,
yo eso no lo vi. Ellos hablan de un tercero, pero luego dicen en el
atestado que lo portaba yo, mintiendo y manipulando claramente. No se
aclaran ni ellos. También me dijeron en el interrogatorio que si no les
decía lo que querían saber, que yo iba a comerme el marrón y ellos se
iban a alegrar, por “hijo de puta”. En ese momento supe que la
situación estaba complicada y que iban a por mí, porque sabían que yo
pertenezco a diferentes organizaciones reivindicativas de Vallecas y
nos quieren asustar, siempre lo han intentado.
Una
vez detenido, ¿cómo fue el trato policial?
No
hubo agresión física ninguna, pero psicológicamente utilizaron mucho a
Daira en mi contra y tuve que lidiar con la situación. Lo hicieron de
forma constante. También hubo algunos insultos por parte de algunos
policías. Decían que éramos unos malditos comunistas, que no habíamos
trabajado en nuestra vida. Que éramos unos parásitos. Y este tipo de
comentarios que suelen hacer los nostálgicos de Paco.
¿Cómo
utilizaban a tu novia para presionarte?
Iban
a por mí. A Daira la utilizaban para decirme que yo era un maricón, que
no la quería, que estaba sufriendo por mi culpa. Con esto es con lo que
más sufrí, lo que más me hizo más mella y me da más malos recuerdos.
Ellos lo sabían, por eso lo utilizaron.
Es
extraño que, estando los dos en el coche, supuestamente en posesión del
mismo material, hayáis tenido diferente trato….
Sí,
claro, porque ella no es tan militante. Es cierto que ella también es
una joven combativa, pero no con el nivel de implicación que he tenido
yo. Con mi familia, me he criado en los brazos de mi padre yendo a
manifestaciones. Entonces, ellos sabían de mi historial reivindicativo
y fueron a por mí en todo momento. Nos tienen muchas ganas a muchos
jóvenes de este barrio porque más de una vez le hemos sacado los
colores a su jefa [la delegada del Gobierno en Madrid, Cristina
Cifuentes].
Bukaneros
suele protestar con pancartas en los partidos del Rayo Vallecano.
Le
recordamos que su marido tenía asuntos turbios con la justicia por
asuntos económicos. Luego, desde su atalaya se atreve a darnos
lecciones de moral, de cómo tenemos que vivir, mientras ella está
rodeada de lujos y una paz infinita. Esta gente es muy osada. Desde su
posición de poder nos dan lecciones de la vida, de moral, de
sacrificio. Están erre que erre con su legitimidad, con su democracia
que les hace justificar todo.
Cifuentes
volvió a insistir ayer en que eres culpable, que portabas ese material
explosivo. ¿Tú te reafirmas en que todo es un montaje?
Absolutamente.
Es un montaje para ir a por los colectivos de jóvenes que se organizan
y que hacen que la gente se plantee esta justicia que nos han impuesto
y que han creado a su beneficio. La juventud que se empieza a organizar
sobre todo en estos tiempos tan difíciles plantea unas alternativas que
a ellos les arrebataría todo su poder, tanto económico como político,
como social.
Y
tú, como ha dicho tu madre en varias ocasiones, serías un “cabeza de
turco”…
Sí,
se puede decir así. Tampoco pienso que yo sea un mártir ni nada de eso.
Me han utilizado para meterle el miedo en el cuerpo a la juventud, pero
vamos, es mucho más fuerte la causa, los principios, que el miedo que
intenten ellos meterme. No lo vana conseguir.
Un
diario conservador publicó hace dos días un artículo en el que te acusa
de un amplio historial delictivo. ¿Qué tienes que decir a esto?
Eso
fue el mismo día de mi liberación, por la mañana. Los primeros en
enterarse de mi puesta en libertad fueron ellos y los primeros en
intentar manchar mi imagen para decir “sí, está libre, pero mira, es un
delincuente, es un Torete, un Vaquilla”. Muy rápidamente se pusieron
manos a la obra para desprestigiarme.
Los
medios más conservadores suelen hacer esto. Ellos siempre usan estos
métodos, para justificar ciertas cosas o para desmovilizar a la gente.
Pero vamos, que nosotros tenemos que ser inteligentes, tener templanza
y no caer en esas provocaciones.
¿Te
consideras, como afirma este periódico, un violento?
Para
nada. Estos medios no tienen escrúpulos ni reparos. Para ellos la
verdad no vale nada, nunca ha sido buena.
¿Vais
a emprender acciones legales?
Eso
ya lo decidiremos, pero algo tendremos que hacer, porque son
acusaciones graves.
¿Cómo
valoras el apoyo que te ha dado el barrio de Vallecas y la peña de
Bukaneros?
En
situaciones como ésta, lo único que consiguen es que nosotros nos
unamos más, que nos sintamos más fuerte y nos hagan crecer. Sus medios
seguirán siendo los mismos, pero que sepan que esto no tiene vuelta
atrás. Que [las autoridades] muevan ficha y ya se darán cuenta de que
no pueden hacer nada para acabar con nosotros.
Ahora,
a esperar al juicio. ¿Cómo lo afrontas?
Con
calma, con seriedad y con paciencia. Tratando de no caer en la ansiedad
de preguntarme qué pasará o qué no pasará. Ya estoy aquí en casa, ya
puedo estar tranquilo y organizarme bien con mi abogado, con mi
compañera, y estar arropado por toda la gente que me quiere, me apoya y
eso, tomarlo con calma.
¿Qué
ha supuesto en tu vida esta experiencia?
Me
reafirma en mis convicciones, en mis principios. Me sirve para darme
cuenta de lo importante que es la unidad de la izquierda más
reivindicativa, más de calle. Que hay mucho trabajo, muchos problemas
y, sobre todo, no olvidarnos de que en este país hay muchos más presos
políticos que también necesitarán el apoyo del pueblo y de las
organizaciones de izquierda.
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